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amar  es  vivir  desde  la  esencia

la mar y el amor...

14/12/2022

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Foto
Un día de casi verano, Alma abrió sus ojos y de repente lo presenció todo…

Tenía su boda delante de sus ojos, tal y como siempre había deseado: en la orilla del mar, en frente de sus 47 invitados, en frente de sus familiares de sangre, en frente de su familia álmica, en frente de su amada protectora canina como testigo de su felicidad, en frente de la maestra de ceremonia poniendo pasión y chispa en su carta natal conjunta que había preparado para la pareja, y finalmente en frente de su amor proyectado en Sergio, su compañero alumno y maestro en este viaje llamado vida en la tierra.

Por un momento se dio una vuelta entera para observar todo lo que había manifestado con lujo de detalle: la mesa blanca donde estaban el reloj de arena de su ritual, el cuenco tibetano con las cosas que deseaba trascender a través del fuego purificador, un pequeño tarrito con paniculata blanca y 3 margaritas verde agua, y, como no, las alianzas que brillaban en su cajita de madera.
Levantó la mirada y sintió hasta en lo más profundo de su alma una fragancia con frescura que la transformaba y la llevaba a otro nivel, que le era tan familiar, desde el primer día que la había sentido; y allí estaba él, su amado Sergio, vestido de blanco, que la miraba hablándole sin palabras, pero que en mil idiomas diciéndole siempre lo mismo: TE AMO CON TODO MI SER EN ESTA Y TODAS LAS DIMENSIONES DEL UNIVERSO.
Estaba atravesando una experiencia sensorial en ese preciso momento, un salto cuántico del que nunca más iba a volver para atrás.

Y siguió mirando, bajo la sombra de la delicada carpa de muselina que habían ideado para su ceremonia, observando la cara de paz y felicidad de sus invitados, con sus atuendos blancos y abanicos azules, sentados en las sillas cuyos lazos de tul bailaban al ritmo de la brisa marina, jarroncitos de flores colgados en el lateral del pasillo que pocos minutos antes habia sentido con la planta de sus pies descalzos.

Al instante, algo le llama la atención en su brazo derecho y observa el lazo de su coronita de flores en distintos tonos de azul y verde, que había encargado con tanta ilusión hacia semanas y que ahora la estaba acariciando como el cosquilleo de un niño travieso. Le sale una sonrisa de ternura por revivir la emoción de cuando la diseñadora le reveló su preciado complemento y justo en ese momento se percata de que el fotógrafo le había inmortalizado la emoción. Le sonrió a la cámara para agradecérselo, pues esa felicidad ya se quedaba atrapada en el tiempo cuántico….

Se sentía cómoda con el traje diseñado para ella, pues tenía muy claro que desearía volver a revivir ese día al ponerse el mismo atuendo más veces en el viaje de la mano de Sergio, y así fue como llevaba un vestido de novia de viscosa blanca orgánica, con su falda cortada al bies que ahora bailaba al mismo ritmo que los lacitos de tul; su vestido le resaltaba lo orgullosa que se sentía con su cuerpo, pues había pedido rodear su cintura dos veces con un lazo interminable de satén de su color preferido: verde agua; sus hombros sentían la frescura del clima mediterráneo, pues su precioso vestido se sostenía por unos tirantes muy finos, pero muy firmes.

Alma, por su naturaleza, es una mujer libre, auténtica, salvaje, pasional, consciente y feliz; y es por eso que siempre tuvo claro que el día de su boda iba a ir descalza, para así sentirse conectada a la Madre Naturaleza. Pero eso no le impidió a elegir entre las muchas opciones que le habían ofrecido para llevar una sandalias descalzas como adorno especial, hecho a mano, para así completar el atuendo que le resaltaba su esencia de Diosa vestida de Mujer.

Entre tantas sensaciones, Alma se da cuenta de que se encontraba minutos más tarde en las dunas, junto a Sergio y al fotógrafo. Lo que en el tiempo terrenal sería una hora, para Alma se paró el tiempo y disfrutaba como una niña pequeña de su aprendizaje aquí en la tierra de cómo posar, sacando su lado más travieso, amoroso y tierno para regalarle al fotógrafo sus mejores miradas, emociones y sensaciones.

Y de nuevo toma consciencia Alma de que había vuelto al tiempo terrenal para encontrarse con sus invitados, de la mano de su amado.

De nuevo, la invaden infinitas sensaciones de calidez, paz, alegría, felicidad, ilusión, magia, amor, conjunto que la elevaban al observar la segunda parte de su propia manifestación: habían elegido una boda tipo cóctel, donde los invitados se sintieran libres de interaccionar, comer, beber, bailar, hacerse fotos, pues sus queridos participantes vibraban en la misma sintonía de libertad, simplicidad, abundancia consciente y paz interior.

Alma se sentía muy acompañada y experimentaba un deja-vú muy potente, pues esas almas y esas sensaciones ya las conocía de otros sitios, otros momentos terrenales u otras épocas.

Con esa certeza, Alma había sentido paz al elegir, junto a Sergio, la decoración acorde al lugar y los deseos de sus almas: farolillos blancos, guirnaldas de luces, tarros de cristal con velitas que flotaban sobre agua, conchas, estrellas de mar, relojes de arena; contemplaba con mucha felicidad todos los detalles que habían salido de sus manos, junto a las de Sergio, cuando decidieron dar una segunda vida a elementos que en su momento se había creado con otro fin: los corchos de vino se habián convertido en parte de sosportes, los portavasos de madera en seating plan, los tarros de cristal de miel, en soporte para velas blancas y perfumadas. Todo vestía con tejidos blancos y detalles de una mezcla perfecta entre los colores fríos de distintos tono de azul y verde agua elegidos por Alma, junto a un delicado lila que hablaba tanto de la esencia cálida y tranquila que transmitía su amado Sergio.

Estaba feliz, pues, al igual que su atuendo creado solo para ella y su esencia única, la boda había cobrado vida acorde a la energía y relación que habían diseñado los dos juntos. Siempre había soñado con una boda sostenible, una boda consciente y una boda que sea más que eso… que sea una experiencia inolvidable y única.

Las sensaciones la perseguían y volvía a recordar y esta vez fue su prueba de menú, en el momento en el que entre risa y risa, coge rápidamente unas poquitas degustaciones del cóctel. Su energía la impulsa a seguir repartiendo amor, felicidad, intensidad, alegría… Alma entendió por primera vez en su vida porque los átomos de los que tanto había leído en la física cuántica, se movían tanto y para todos los lados… Le hizo gracia la imagen de sí misma como un átomo vestido de novia y se echó a reír sola cuando su energía ariana la cambiaba constantemente de un lado para el otro…

Alma se lo pasaba tan bien y estaba tan eufórica que se le olvidó del momento más importante de la cena: cortar la tarta!!!

De repente siente la mano cálida de Sergio en su cintura y escucha como le susurra sonriendo: “Amor, como no te des prisa, te vas a quedar sin tarta nupcial”. A Alma siempre le ha sorprendido esa capacidad tan fuera de lo normal de Sergio de ubicarla en el aquí y el ahora, desde lo más terrenal de su energía tauriana, pero con gracia y delicadeza. Como siempre le pasa, Alma le mira sorprendida, y luego se echa a reír, ya centrada en la copiosa tarta de chocolate blanco y relleno con sabor a limón, decorada con sus motivos preferidos: una media luna, estrellas y en el lateral con el azul marino del mar nocturno que sostenía tantos barquitos como cabían en la tarta. Alma era todo lo movida que su energía la impulsara, pero cuando se trataba de un buen dulce, se convertía en una niña pequeña en Navidad con su regalo preferido. Se dio cuenta de que ese sería el único momento en el que estaría quieta en toda la noche, comiendo su tarta nupcial que de nuevo la catapultó a un estado atemporal…

Y de repente vuelve a su naturaleza humana y su tiempo lineal, cuando el maestro de ceremonias anuncia el baile de los novios… Y allí estaba ella, arrancando el baile nupcial con un vals sacado de su película favortia, junto a su amado Sergio que volvía a mirarla como en los primeros instantes de la ceremonia, instantes en los cuales los dos sintieron que ya era el momento de renovar sus votos de hacía solo unas horas, mostrando a todos ese vínculo que era casi perceptible en el plano físico, vínculo que de repente hablaba de reencuentros a través del tiempo, de amor incondicional, de una mezcla perfecta y sin definir entre la energía femenina y masculina, de trascendencia y todo cuanto se conocía del Universo… Se sentían ellos dos asolas, volando, amando y disfrutando de ese encuentro en este paraiso creado por y para ellos…


Y así fue como Alma nos contó que había visualizado su boda en una tarde de casi verano, y así fue como dimos vida a su boda consciente y sostenible, tal y como su alma se lo había pedido…

Bienvenidos a “Siente tu Boda”, donde la organización de vuestra boda empieza en el momento en el que la estáis visualizando :)

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